dimarts, 10 de desembre del 2013

NOTÍCIES

RECORDANT JOSÉ ANTONIO CODERCH

Continuant amb el seguit d'actes que es desenvoluparan al Col·legi per recordar i reconèixer els quatre arquitectes dels qual s'acompleix el centenari del seu naixement aquest any: Coderch, Pratmarsó, Bonet Castellana i Moragas, avui dimarts 10 de desembre es durà a terme a les 19 h a plaça Nova el corresponent a José Antonio Coderch, amb la participació de Gerardo García-Ventosa, Antoni Companys i el degà del COAC, Lluís Comerón.



dimarts, 3 de desembre del 2013

LECTURES


MÁSTER ARQUITECTURA: CRÍTICA Y PROYECTO
DEL UMBRAL A LA SALA DE ESTAR en Schildt, Göran, Alvar Aalto. In his own words. Otava Publishing Company, 1997. Versión castellana: Alvar Aalto, de palabra y por escrito. El Croquis Editorial, Madrid, 2000.



DEL UMBRAL A LA SALA DE ESTAR (1)

Con el título elegido he querido hacer hincapié en la parte de nuestra casa que une las habitaciones más íntimas con el espacio exterior. El editor de esta publicación advirtió, en amable carta al abajo firmante, sobre el descuido con el que se trata normalmente esta parte de nuestros edificios, sobre todo entradas y vestíbulos, y ofrecía las páginas de la revista como foro de discusión para procurar su “mejora”.
En realidad, en las casas particulares, en las mansiones rurales y en las villas de recreo, erigidas en su propio entorno e impregnadas de buen gusto —sólo hablaremos ahora de estos casos—, no se ha ahorrado espacio ni variedad de formas en las escaleras principales, entradas y vestíbulos pero, ciertamente, hay invariablemente algo de desamparo y de estéticamente impuro en la forma en la que los interiores del edificio se abren al exterior. El clima nórdico, al exigir una separación drástica entre el calido interior y el frío exterior, se ha convertido en un escollo para los arquitectos, causando desmesuras a ambos lados de esta línea divisoria, impuesta por razones prácticas. La adaptación de la vivienda al paisaje —otro de nuestros puntos flacos— parece haber sido a menudo un cometido más fácil. En cambio, los que entre nosotros, por sus pecados, han tenido que vivir en bloques de alquiler, deben contentarse con una ordenación trivial y farsante en sus habitaciones, sobre todo en las entradas y antesalas de sus hogares.

(2)
Por motivos muy especiales, he escogido, para la imagen del encabezamiento, el cuadro de Fra Angélico, La Anunciación. La sinceridad y elegancia que encontramos en la descripción de sus detalles, ilustran a la perfección nuestro problema. Es un ejemplo idóneo de “entrada a una habitación”. La trinidad patente que domina la pintura —ser humano, habitación y jardín— nos ofrece una imagen ideal e inalcanzable de hogar. La misma tierna sonrisa que se dibuja en la cara de la Virgen se percibe en los delicados detalles del edificio y en las flores resplandecientes del jardín. Todo el conjunto expresa nítidamente dos cosas: la unidad entre la habitación, la fachada y el jardín, y el modo en que el diseño de estos elementos hace resaltar al ser humano, reflejando sus sentimientos. Quien sea capaz de comprender los secretos en este cuadro de Fra Angélico, puede ceder a otros la lectura de este escrito, sin remordimiento alguno.

Me he referido muy de pasada a nuestro clima polar, que ataca violentamente la unidad entre nuestro hogar y su entorno más próximo. Por eso, la entrada al interior no puede consistir en una ceremonia tan refinada como la que se produce en culturas con clima más benigno. A pesar de todo, tal vez el fallo no resida únicamente en el clima adverso, sino más bien en unas formas inmaduras. Nuestra casa bien puede tener un carácter cerrado —como ocurre también en los países meridionales, aunque por otros motivos—, pero los elementos de protección de nuestras casas están, casi invariablemente, mal colocados. La correcta disposición para nuestros escalones de entrada es justo en el lugar por el que entramos desde la calle o desde el camino del jardín. El cerramiento del jardín es el auténtico cerramiento exterior de la casa. Dentro de un recinto así delimitado ha de haber libre circulación, no solo entre el edificio y el jardín, sino incluso entre las habitaciones y el jardín. El jardín es parte orgánica de la casa, lo mismo que las habitaciones. El acceso desde el patio de la cocina a las habitaciones debe implicar menos contrastes que el que se produce desde la calle o la carretera al jardín. Una casa finlandesa tiene que tener dos caras: una es la que esta en relación directa con el entorno exterior, y la otra, la faz de invierno, que se evidencia en el diseño del interior tendente a enfatizar el calor de nuestros interiores. Esto es de aplicación tanto a los palacios urbanos como a las viviendas de alquiler. Descuidar el jardín pertenece al desagradable estilo americano.

(3)
La zona ajardinada y la casa forman, en mi opinión, un organismo entrelazado y coherente. Por tanto, no podemos hablar de prototipos de vestíbulos y recibidores, ya que su forma y función varían según el caso. Una concepción orgánica de las formas llega incluso a abarcar la colocación de los muebles.

Me agrada mencionar aquí el pasillo, objeto de desprecio desde hace mucho tiempo, pues otorga a la entrada de la casa alternativas estéticas inestimables: sirve de elemento integrador natural de las habitaciones interiores y permite contar, incluso en edificios menores, con una dimensión longitudinal monumental y osada.

El hall inglés es una de las formas de ordenación interior de la casa y de su espacio de entrada. El arte inglés, contundente al trazar los interiores, ha ofrecido aportaciones muy positivas, pero también, si se le malinterpreta, ha producido y produce verdaderas parodias en miles de hogares. Siéndonos la psique inglesa tan extraña, puede difícilmente un plagio enraizar entre nosotros. Aquel cuarto amplio y espacioso, con su chimenea, suelo rústico y tratamiento diferenciado al del resto de las habitaciones, conlleva, no obstante, una función psicológica. Es el símbolo del espacio exterior bajo el propio techo de la casa, remotamente emparentado con el patio de la casa patricia pompeyana, cuyo techo real es el cielo. Utilizando un símil, su parecido es casi el mismo que se daría entre el viejo bosque de Flatford y los viñedos sobre terrazas que siguen líneas matemáticas.

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Este matiz, correctamente entendido, es un trozo de la piedra filosofal. Lo ofrezco al lector en una cajita cerrada y pido perdón si por casualidad olvidase entregarle la llave. Por el mismo motivo que antes quería convertir el jardín en espacio interior, ahora deseo transformar el vestíbulo en “espacio exterior”, para así disminuir la contradicción entre ambos. Además, dar aspecto de exterior a la decoración, crear una habitación de transito 'de fuera a dentro', es un método artístico natural, la base de la Filosofía del Arte aplicada a la antesala de nuestro hogar. Este ambiente lo podemos crear de muchas maneras: moldeando los detalles de una cierta manera, incluso utilizando cuadros; pero con solo ubicar el vestíbulo en un lugar acertado en relación con las otras habitaciones, el jardín y el patio, lograremos un resultado optimo. Este recurso ha de manejarse con sumo cuidado, pues el mundo esta lleno de decoradores y arquitectos mediocres. Si usted, mi distinguido lector, tiene un amigo con gusto aristocrático pero salud delicada, las ocurrencias geniales de tales profesionales pueden conducirlo a una muerte prematura.

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Todas las ilustraciones de este artículo describen distintos ejemplos de ese concepto. Muestro adrede una imagen de las ruinas de una casa pompeyana; de allí sale un acorde puro, compuesto por el conjunto de pilares y unos pocos muebles, un ejemplo clásico de unión entre un espacio exterior sólido y las formas representativas de la intimidad hogareña.



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Tampoco un vestíbulo finlandés debería estar sobrecargado de muebles. Esta imagen ilustra como un pequeño vestíbulo de cualquier piso alquilado, decorado con medios acogedores puede causar la misma impresión que el ejemplo pompeyano. El motivo de los arcos pertenece al mismo corazón de la casa, es su elemento constructivo crucial y representa al mismo tiempo, por su tono formal pesado, a la ciudad exterior. Junto a los arcos encontramos algunos muebles, no pensados especialmente para sentarse sino, más bien, para simbolizar a los habitantes de la casa, o como reflejo del mobiliario de las dependencias interiores. La perspectiva de la calle, el concepto constructivo de la casa y la intimidad del hogar se dan aquí la mano.

Precisamente el punto de encuentro entre la estructura de una casa y algún detalle íntimo y acogedor del hogar es otra de las ideas básicas del vestíbulo. El patio romano, lugar final de la entrada y dependencia central de la casa —con el cielo por techo y desde donde los refugios interiores “se dejan ver” a través de las puertas—, da un bello testimonio, en base a su composición, de todas las ideas desarrolladas en mi artículo. He insertado aquí unos cuantos dibujos de una casa finlandesa construida con medios similares. También en ella el vestíbulo es el centro de la casa, al que se abren las puertas distintivamente labradas de cada una de las habitaciones. Todos los objetos cotidianos, el perchero e incluso las escaleras, están metidos en su nicho correspondiente. Esta sala da la impresión de ser un cubo nítido, cuyo techo se abre a la planta superior, de tal forma que el visitante se da cuenta, nada mas entrar en ella, de cual es la estructura interior de la casa y de cómo están ubicadas las dependencias. El vestíbulo no tiene mueble alguno, pero las puertas abiertas dejan ver las entrañas de las habitaciones, creando una sensación de suficiente calidez. El suelo está decorado con piedra caliza, el único de su tipo en la casa. Resultará un fondo algo sobrio y adecuadamente solemne cuando la anfitriona reciba allí a sus invitados. Se trata pues de una sala de ceremonias, pero la apertura del techo que permite vislumbrar la planta superior, con sus dormitorios, cuartos infantiles y ropas colgadas del tendal, quitará rigidez al ambiente. He aquí la banalidad cotidiana como factor arquitectónico primordial: un trozo de calle napolitana inmerso en las mismas entrañas de una casa finlandesa.

(7 i 8)
Me he centrado en este escrito en las ideas básicas de nuestro arte de concebir casas, más que en la posibilidad de realizarlas. Hay muchos recursos, muy diferentes según cada circunstancia particular, y por este motivo he creído propicio referirme ante todo a aquellos medios que ayudasen a evocar el ambiente deseado. Pero si quieren que bendiga su casa, ésta ha de tener todavía otra cualidad más: usted debe mostrarse a sí mismo en algún pequeño detalle, en su hogar ha de estar visible, deliberadamente, una debilidad, su propia debilidad. Puede ser que aquí se agoten los poderes del arquitecto, pero para mí ninguna creación arquitectónica alcanza la perfección sin ese rasgo, pues entonces no estaría viva. Mi visión esta emparentada con la necesidad de un sutilísimo humor que ponga en evidencia los propios fallos. Sería mejor que el lector no se dedicase sin más a secar ropa infantil en tendederos extendidos entre los pilares de su vestíbulo; ir “a cara descubierta” es y será siempre signo distintivo de un auténtico caballero; y el hogar reflejará su actitud.


(1) Porraskiveltä arkihuoneeseen. Bajo este título Aalto escribió, en 1926, un artículo que tiene relación con la casa con atrio que dibujó para su hermano Väinö. Su tema principal es un vestíbulo central, con características tomadas de los espacios exteriores de la arquitectura. La casa con patio también ilustra una forma de combinar el espacio exterior con el interior cerrado. Aalto ensayó asimismo variaciones más monumentales sobre el mismo tema, como el vestíbulo del Teatro de la Casa del Pueblo, en Jyväskylä y la Casa de las Milicias en Seinäjoki, ambos de mediados de los anos veinte. El escrito tiene igualmente conexión con la argumentación presentada por Gustaf Strengell en Su libro La Casa como Obra de Arte, de 1923.

(2) Fra Angélico: L'Annunziazione (La Anunciación). Pintura sobre una leyenda bíblica. La armonía entre los personajes y las formas que les rodean —los edificios y el jardín— motiva el uso de esta imagen para ilustrar el texto.

(3) Un excelente ejemplo de la unión entre el interior de la casa y el jardín. Un hall que bellamente se abre hacia un exterior dominado por los árboles, o bien puede ser un jardín construido dentro de la casa o una habitación jardín. Le Corbusier, Francia.

(4) Ejemplo refinado de un interior sueco. La ventana excepcionalmente grande y ubicada en una esquina proporciona a la habitación cierto carácter exterior. El mobiliario frente a la ventana parece pensado para un jardín, las plantas semejan los paraísos de Fra Angélico. La situación de la chimenea junto a la ventana es hermosa; y como contraste a su cercanía, una alfombra y un sillón cómodo. Es un ejemplo de la unión de los elementos fríos y calientes de una casa. Diseño C. Hörvik.

(5) El peristilo de una casa patricia con el patio abierto rodeado de una columnata conecta las habitaciones interiores. Ruinas del área museística de Pompeya.

(6) Las casas de pisos de alquiler y sus interiores a menudo se caracterizan por una mentalidad de nuevo rico y pobre gusto. Tenemos aquí una rara excepción. El edificio de viviendas “palacio de empresas” (Turku, Brahenkatu 9) de Erik Bryggman es bello incluso en los detalles. La imagen muestra el hall de entrada del piso del propio arquitecto. Un ejemplo enormemente hermoso de realce del elemento arquitectónico en el diseño interior. Erik Bryggman.

(7) El hall como parte central de una casa. La ordenación de las habitaciones se parece a la de la casa de un funcionario de la antigüedad con su organización centralizada. (Casa Väinö Aalto, Alajärvi). Alvar Aalto.

(8) Perspectiva interior del hall de la Casa Aalto. El techo se abre al bien iluminado hall superior. Alvar Aalto.